En
la última columna publicada por Denise Dresser en el diario Reforma, recapitula
todos los números relevantes que ha dejado la guerra contra el narcotráfico. Sin
pasar desapercibido, hace énfasis en mencionar a Calderón como el dueño y responsable de esta guerra, de los 65 mil
muertos, los cientos de desaparecidos y el hecho de que Ciudad Juárez y
Culiacán sean de las zonas más peligrosas del mundo.
Con
todos los acontecimientos de un sexenio sanguinario, la periodista invita a
hacer una reflexión sobre la guerra en general pero sobre la estrategia en lo
particular. Se lanzó a un ejercito sin ningún plan bien pensado, al mismo
tiempo se hizo uso de las policías que están poco capacitadas para llevar a
cabo el combate al narcotráfico. Los desertores están a la orden del día,
veinte mil es el número de persona que se han pasado del bando bueno al malo y
esto es muy relativo ya que los abusos militares, contra los civiles, son actos
frecuentes y trágicos.
Todos
los actos de lesa humanidad y una estrategia fallida son los fundamentos de
Dresser para invitar a Enrique Peña Nieto a cambiar el modo de tratar el
problema de las drogas, desde su punto de vista sugiere que sea tomado como un
problema de salud pública y no de inseguridad. Aplaude hecho de que Peña ya
haya hecho un discurso sobre el “tema incómodo”, en dicho sermón promete
reducir los homicidios en un cincuenta por ciento en el primer año de su
mandato. Por último, Denise recalca que la opción es legalizar o regular el uso
de las drogas en lugar de capacitar ejércitos o policías.
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