domingo, 2 de diciembre de 2012

El capitán, nos invita a navegar.


Pedro Miguel y el origen de su escritura.


El columnista de La Jornada nos
cuenta un poco sobre su trayectoria
y nos muestra la personalidad que
hay detrás de un apasionado por
la escritura.


La idea de esta entrevista surgió gracias a una buena recomendación por parte de una fiel lectora suya, quien me presentó tiempo atrás la columna Navegaciones perteneciente a Pedro Miguel. Se me hizo muy atinada esta recomendación por el hecho de ser un analista, activista y escritor reconocido en el medio para el que trabaja y en el que se desenvuelve. También es una persona culta con un discurso efectivo y amistoso. Me di cuenta de todos estos atributos un día que lo fui a ver en la casa de cultura de San Ángel, Jaime Sabines. En aquella ocasión me pareció un tipo con un análisis político muy atinado, sin duda alguna su conocimiento en el tema era extenso. Sin embargo, la cosa no se quedó ahí, en investigaciones previas a las entrevista me encontré artículos y videos donde se manifestaba su activismo social en distintos medios, principalmente en mítines del Movimiento de Regeneración Nacional. 

Contactar a Pedro Miguel fue tan sencillo como su forma de ser, agarré el periódico, busqué su columna y encontré la dirección de correo electrónico. A las pocas horas ya tenía una respuesta amable donde me proporcionaba su celular para concretar la cita. Dicho y hecho le hablé al día siguiente a la hora que me había solicitado, contestó el celular con una voz grave y en una breve llamada nos quedamos de ver ese mismo día en Plaza Cuicuilco. No quería que mi impuntualidad me traicionara, me puse atento al reloj para llegar a la hora acordada, las 9. Y así fue, llegué le hablé y me dijo que en diez minutos me alcanzaba en el café Punta del Cielo, era lógico no podía haber otro lugar más adecuado para una entrevista, bueno al menos así lo pensé yo. Me senté y para no ser descortés no pedí nada hasta que mi entrevistado llegara a la cita.   

Dicho y hecho llegó a los diez minutos al café, vestido de forma muy sencilla nada ostentoso me volteó a ver al mismo tiempo que yo me paraba con la intención de saludarlo. Lo noté algo apresurado “me está esperando un cuate le voy a dar unas cosas acá en el estacionamiento, vente y ahorita volvemos”. Me llamó la atención el trató, poco formal pero sin dejar de ser cordial en ningún momento. Después de unos pasos encontramos a su amigo y los tres juntos nos encaminamos hacia el estacionamiento. Tanto Pedro Miguel como su amigo platicaban de la familia mientras yo, callado y algo incómodo por la situación, caminaba tras sus pasos. En una extensa búsqueda del coche de Pedro Miguel en el enorme estacionamiento yo simplemente caminaba tras ellos. Me traían de un lado a otro como si los conociera desde hace tiempo y existiera la confianza, situación que no me molesto sino al contrario me daba gracia porque se notaba la accesibilidad y sencillez de mi entrevistado, quien siempre estuvo atento que caminara detrás de ellos.

Ya en el café Pedro Miguel me pregunto que quería de tomar y muy amablemente me compró un expreso. Una vez sentados en la mesa llegó el momento de la entrevista pero empezar no fue una cosa fácil. Su mirada expectante de preguntas era profunda, segura y pesada, con un nerviosismo evidente lancé la primera pregunta “¿cuáles fueron los detonantes que lo perfilaron para convertirse en un analista y activista político?” su respuesta fue inmediata y correctiva “Bueno pero me estás haciendo dos preguntas muy distintas, qué detona que me vuelva analista es una cosa y qué detona que sea activista es otra”. Mis nervios hicieron la corrección de inmediato y le pedí contestar las dos que él me dijo “la primera el hambre (risas), es decir necesitaba trabajo, sabía escribir ¿dónde necesitan gente que sepas escribir? Pues en los periódicos”. Posteriormente me contó sobre su breve paso en el periódico El Día como primer lugar de trabajo dentro de la redacción, no duró más de siete meses. Con un tono monótono y sin ganas de profundizar mucho, complemento la historia al hablar de su llegada a La Jornada en 1984, mismo año de su fundación.

 Al preguntarle si fue complicado entrar al medio me responde que hizo un examen de admisión y con eso se unió al grupo fundador de este periódico. Primero comenzó a hacer editoriales internacionales, posteriormente nacionales y años más tarde comenzó a escribir sus propios artículos que fueron bien recibidos por el medio. Para llegar a ser columnista tuvo que pasar por muchos de los distintos puestos dentro de un periódico, en ocasiones llegó a reportear aunque no fue una tarea frecuente. Las respuestas son breves y sencillas, es claro que hablar sobre su trayectoria laboral no es una de sus pláticas favoritas. 

Las respuestas breves no cesan, sin embargo se vuelven más extensas en el momento de lanzar la primera pregunta sobre periodismo “ser periodista conlleva un espíritu de denuncia. Cuando uno escribe, los hace para denunciar algo con lo que no está de acuerdo o algo que le causa conflicto ¿usted que opina acerca de esto?”. La respuesta es exaltada “me parece que es falsísimo, el trabajo del periodista es informar no denunciar” me explica que se hace mal uso del sentido de la palabra denunciar. En su argumento toma en cuenta el mal uso de la información “la información se puede usar para crear conciencia o para adormecerla o para muchas otras cosas. Eso ya no depende tanto de al tarea informativa sino del enfoque del medio”. 

En el momento que se tocan temas como ética y objetividad periodística la respuesta es igual de exaltada, hace un primer juicio de forma muy breve y posteriormente argumenta “desde el momento en que tú tomas una decisión de cual es la nota más importante, que vas a destacar en tu teaser, en tu cortinilla, en tu primera plana dejaste de ser objetivo”. El humor y el ingenio definitivamente son parte de la personalidad de escritor, al final remata su argumento con un tono irónico “no hay un criterio de continuidad que te diga la relevancia de los acontecimiento, tendrías que imprimir un periódico que fuera como un directorio telefónico, con las notas ordenada en orden alfabético y con el mismo tratamiento”.

Los verdaderos gustos del entrevistado salen a flote cuando se toca el tema de sus proyectos a futuro. “a mi lo que me gusta es escribir poesía y narrativa. Por eso mis artículos de los martes son gritos políticos y los jueves son asuntos más literarios, crónica y así”. Llama oficio a escribir y publicar porque dice no tener profesión como tal, según él su trabajo consiste en ordenar y estructurar lo que la gente piensa. La satisfacción en este trabajo existe “claro, es la chamba que me tocó, estoy contento con ella no pienso dejarla si ella no me deja a mi”, pero no lo califica como su proyecto de vida, “que me guste no quiere decir que es mi proyecto de vida, mi proyecto de vida es tal vez pasármela tomando cafecitos e ir al cine”. 

Pedro Miguel se muestra como una persona que se caracteriza por no darle muchas vueltas a las cosas y simplemente navegar, con una mente libre que se expresa con una escritura sin censura, que simplemente disfruta y lo acompaña en todas sus navegaciones a través de distintos pasajes y denuncias, desde lo mágico hasta lo trágico.

Toma posesión Peña



Hubo enfrentamientos entre la Policía Federal y manifestantes.

Enrique Peña Nieto toma posesión en un 
ambiente en hostil en San Lázaro.  Adentro 
del pleno hubo abucheos y aplausos, 
afuera se suscitaron fuertes enfretamientos 
entre manifestantes y policías federales.  

Como lo establece el artículo 87 de la constitución y en el marco de un pleno divido y lleno de pancartas, Enrique Peña Nieto rindió protesta ante los diputados y distintos invitados especiales. José Murillo Karam, presidente de la cámara de diputados, fue el encargado de hacer el intercambio de la banda presidencial entre Felipe Calderón y Peña Nieto.

El inicio de la sesión estuvo bastante movida, Murillo Karam fue interrumpido en diversas ocasiones desde un principio. Los diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) protestaron ante la ocupación de las escaleras que dan a la tribuna por parte de diputadas del Partido Revolucionario Institucional. La principal demanda por parte de los diputados del PRD consistía en mover a las diputadas de las escaleras y así pasaran a sus respectivos curules.

Al mismo tiempo que se ponía en pie la sesión dentro de la cámara de diputados, a las afueras del palacio de San Lázaro comenzaban los enfrentamientos entre manifestantes y la Policía Federal. Los manifestantes trataban de derribar las polémicas vallas montadas por el Estado Mayor Presidencial durante la semana pasada. Conforme pasó el tiempo la situación comenzó a tornarse más difícil y se comenzaron a lanzar gases lacrimógenos y agua a presión, en respuesta a los continuos ataques con bombas molotov por parte de los manifestantes.

Mientras tanto en San Lázaro, diputados representantes de los diversos partidos pasaban a la tribuna para pronunciar sus discursos acerca de la toma de posesión. Al término de éstos se decretó un receso, en ese momento entraron al palco de honor, tanto Margarita Zavala como la nueva primera dama Angélica Rivera. La esposa del expresidente Calderón fue recibida con gritos de apoyo por parte de la bancada panista. Seguido de estos actos, ingresó por la puerta principal Felipe Calderón y posteriormente Enrique Peña Nieto. Las manifestaciones eran diversas en la cámara, se escuchaban abucheos junto con expresiones de elogio.

Una vez en la tribuna, con manifestaciones y gritos a todo color, el presidente dijo “protesto guardar y hacer guardar la constitución política de los estados unidos mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la república que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la unión, y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”. Al término de la propuesta Peña y Calderón se estrecharon la mano para posteriormente bajar de la tribuna. 

Felipe Calderón salió de San Lázaro sin que nadie lo notara, mientras que Enrique Peña Nieto se dirigió muy bien resguardado hacia palacio Nacional donde su gabinete rindió protesta y después anunció, ante un basto publico, sus futuros proyectos como presidente de la República.